viernes, 24 de enero de 2014

Tengo 23 años y evito la playa porque cuando veo a las chicas en ropa de baño tengo erecciones incontrolables. ¿Qué hago?




Aunque las erecciones involuntarias son muy comunes y señal de buena salud, pueden desencadenar situaciones verdaderamente incómodas.  La playa, ciertamente, no facilita la lidia con estas embarazosas irrupciones.  Evite las llamadas trusas “con nariz” y luzca las holgadas.  Tenga a la mano algún objeto –de preferencia frío- para tapar discretamente la zona en conflicto, llegado el penoso momento, y manténgase sentado.  Emprenda rauda carrera zambúllase en el mar y permanezca allí hasta comprobar el decaimiento de su miembro.  Las erecciones involuntarias suelen mitigarse con los años, pero su desaparición sí es digna de preocupación.  Le quedan a usted varios veranos para vérselas con ellas.


Estoy en el séptimo mes de embarazo y cuando llego al orgasmo tengo contracciones. ¿Se me puede adelantar el parto?



Las contracciones uterinas que pueden producirse durante el clímax, sea éste provocado por prácticas onanistas o por el coito, son muy suaves y no pueden adelantar el parto.  Aunque científicos postulan que durante la eyaculación se segrega la hormona prostaglandina, que ablanda el músculo uterino y lo prepara para las contracciones, la cantidad es tan pequeña que no las estimula al punto de propiciar un alumbramiento prematuro.  Los especialistas afirman que el sexo durante la gestación es un buen método para calmar al bebé y a la madre. Porque relaja y genera buen humor; así que no hay razón para renunciar a él durante la dulce espera.


Cuando tengo relaciones sexuales sale de mis senos un líquido lechoso, pero estoy segura de que no estoy embarazada.



La secreción similar a leche acuosa por los pezones, relativamente común en damas que han tenido por lo menos un embarazo, es una alteración llamada galactorrea.  Se debe a un aumento de los niveles de prolactina, hormona que estimula la lactancia, y puede obedecer, entre otras causas, a la ingesta de ciertos medicamentos.  Es frecuente que surja cuando se succiona el pezón durante las relaciones sexuales.  Al margen de las implicancias que pueda tener esta emanación durante los intercambios propios del Campo de Venus –como el posible, desagradable o no, amamantamiento de su pareja- debe consultar al ginecólogo para descartar una patología subyacente que pueda ser la causa de su “falsa lactancia”.


Estaba pensando comprar juguetes sexuales para compartir con mi esposa. ¿Son seguros? ¿No mostrará ella con el tiempo un mayor interés por los juguetes que por mí?


Existen juguetes sexuales de todo tipo.  En general, los que sólo despliegan su ánimo lúdico por la superficie de los cuerpos son bastante seguros.  Si en cambio piensa optar por aquellos que se aventuran en los entresijos de la anatomía humana, le recomendamos elegir productor de marca y leer bien las instrucciones antes de accionar el botón de “on”.  En cuanto a la posibilidad de que su esposa termine más interesada en los artilugios eróticos que en usted, si las cosas en el Campo de Venus están en un punto tan crítico, su verdadero problema no son los impersonales juguetes, sino la competencia del prójimo.  En ese sentido, comprar un par de pilas no sería una mala idea: si el artefacto que piensa adquirir no las necesita, quizás usted sí.

Mi enamorado me ha propuesto hacer el amor en el mar. La iniciativa me parece romántica pero no sé si será posible. ¿Qué precauciones debemos tomar?



Con la llegada del verano, la idea que motiva su consulta adquiere inusitada popularidad.  Una cosa, sin embargo, es lo atractiva que luce desde el punto de vista teórico y otra, la realidad de su trabajosa ejecución en algún lugar de las 200 millas.  Para empezar, le recomendamos acometer la empresa a una profundidad donde al menos uno de los dos tenga piso: como Arquímedes sabía, con un punto de apoyo se puede mover el mundo, pero sin él, la agitación del propio cuerpo no dura mucho.  Por otro lado, si su recurso anticonceptivo es el preservativo, le aconsejamos que su enamorado se lo coloque en tierra firme, pues hacerlo bajo el agua y mientras se patalea para mantenerse a flote es un reto digno de algún programa de concursos.  Lo difícil, claro, será mantener el ímpetu viril hasta llegar a las coordenadas marinas elegidas para el encuentro, pues el proverbial frío de nuestras aguas territoriales conspira permanentemente contra ese empeño.


miércoles, 22 de enero de 2014

Mi enamorado me convenció de poner un espejo delante de la cama y la experiencia fue muy excitante. ¿Por qué nuestras imágenes en una situación sexual producen ese efecto en nosotros?



Las personas muy pudorosas afirman que a ellas no les sucede, pero en general parece existir un condicionamiento natural o cultural que determina que, al contemplar una relación sexual, los seres humanos nos contagiemos de deseo.  Por lo demás, la visión de uno mismo en esa situación es como presenciar la encarnación de una fantasía y permite descubrir ciertas facetas propias un tanto instintivas, que al que menos le potencian la libido.  Un recurso del que, al parecer, su enamorado ya estaba al tanto.